viernes, 28 de febrero de 2014

La relajación beneficia al corredor en aspectos básicos.

Un cuerpo relajado es más resistente que uno tenso, lo que, obviamente, interesa mucho a la persona que aspira a correr largas distancias sin detenerse. Los músculos relajados permiten que la sangre circule con mayor facilidad. Y en consecuencia el cerebro recibirá la glucosa necesaria para mantener el control.


Ante la tensión las hormonas del estrés son liberadas de forma inconsciente y se acoplan en los receptores moleculares (componentes específicos que interactúan produciendo cambios en funciones del organismo).Los mensajes...
negativos son distribuidos en pocos minutos por el circuito cuerpo-mente. Si no se reduce la tensión puede producirse una bajada de la motivación e incrementarse las molestias y dolores al correr.

Correr sin tensión implica un cierto grado de concentración, y un corredor concentrado probablemente se comportará con menos ansiedad frente a las dificultades que se presentan en una carrera. Esta capacidad reviste especial importancia cuando se empieza a notar el cansancio.

Lógicamente, el entrenamiento debe acabar con cansancio, pero sin llegar al extremo de que la fatiga «extermine» las ganas de salir a correr al día siguiente (o el día que esté previsto).